Power & Market

La vuelta a la escuela—una crítica al modelo universitario

En una conversación reciente con un amigo que había estudiado en la universidad, expresó su opinión de que para muchos la universidad era un desperdicio, haciéndose eco de una crítica común entre los libertarios. Además, continuaron, si no les hubieran hecho creer que la universidad les garantizaría una carrera bien remunerada, podrían haber empezado a trabajar antes, desarrollando habilidades del mundo real y, por tanto, ganando más cerca del cómodo sueldo de sus colegas no universitarios. Mientras que algunos pueden considerar la educación superior como un paso necesario hacia el crecimiento personal y profesional, otros argumentan que el sistema actual está plagado de ineficiencias, costes inflados y falta de conexión con el mercado laboral.

Los libertarios argumentan que el actual sistema universitario no es sostenible debido a su dependencia de las garantías federales para los préstamos estudiantiles. Este «cheque en blanco» ha provocado un aumento de los precios de las matrículas, ya que las universidades saben que básicamente pueden pedir prestados fondos ilimitados para financiar su funcionamiento diario. Sin las fuerzas del mercado que controlen los costes, las universidades no tienen casi ningún incentivo para ser creativas o reducir sus gastos. Como resultado, muchos estudiantes se gradúan con enormes deudas, y muchos ni siquiera consiguen empleos que justifiquen su inversión.

Muchos libertarios estarían de acuerdo en que el sistema educativo prioriza el adoctrinamiento izquierdista sobre la adquisición de conocimientos y habilidades para la vida en el mundo real, ofreciendo muchos programas que se centran en temas irrelevantes en lugar de en la formación profesional. Este enfoque en la teoría por encima de la aplicación de funciones conduce a una desconexión entre la educación y el empleo, ya que los graduados rara vez pueden encontrar puestos de trabajo que se ajusten a sus títulos.

En un mundo perfecto, la educación estaría descentralizada y orientada al mercado. Los estudiantes tendrían más libertad para elegir programas acordes con sus intereses y objetivos profesionales, en lugar de estar encasillados en programas tradicionales de artes liberales o STEM. Esta libertad de elección fomentaría la innovación y la competencia entre universidades, lo que reduciría los costes y aumentaría el valor de las titulaciones.

Además, mientras que muchas universidades se centran exclusivamente en títulos con poca aplicación en el mundo real, lo ideal sería que se produjera un cambio hacia la formación profesional y el aprendizaje, proporcionando a los estudiantes experiencia práctica y habilidades útiles para el siempre cambiante mercado laboral. Este enfoque también reduciría la carga sobre los contribuyentes, ya que las subvenciones públicas a la enseñanza superior serían mínimas. Algunos podrían pensar que dar prioridad a la formación profesional desincentiva el aprendizaje superior y crea una economía obrera, pero eso ignora por completo al individuo y su capacidad para enriquecerse fuera del entorno universitario. Los cursos en línea, las conferencias y los programas comunitarios pueden proporcionar acceso a una amplia gama de materias y habilidades sin necesidad de un título universitario tradicional.

Además, muchos libertarios argumentarían que el enfoque del sistema actual en el «conocimiento teórico» ha llevado a una falta de habilidades prácticas de resolución de problemas y adaptabilidad en la vida en general, y mucho menos a través de la fuerza de trabajo. Un enfoque de la educación más orientado al mercado daría prioridad a este tipo de habilidades, preparando mejor a los estudiantes para el panorama actual del mercado laboral.

En conclusión, la afirmación de mi amigo de que la universidad, para muchos, es un desperdicio es ciertamente válida. Para combatir este sentimiento cada vez más común, está claro que es necesario un enfoque más libertario. Aunque algunos no estén de acuerdo con esta perspectiva, es esencial reconocer las preocupaciones reales sobre el coste, la relevancia y la eficacia. No es ningún secreto que los préstamos universitarios son abusivos, pero la respuesta a cómo combatir esta práctica varía.

Al descentralizar la educación, promover la formación profesional y abrazar las fuerzas del mercado, los libertarios pretenden crear una solución que sirva mejor a los estudiantes y a la sociedad en su conjunto. En última instancia, el debate en torno a la universidad y su valor pone de manifiesto la necesidad de innovar y reformar la educación. Dado que la creación de un sistema más eficiente y eficaz nos beneficia a todos, debemos considerar la perspectiva libertaria como una valiosa respuesta a un problema sin respuesta desde hace mucho tiempo.

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