Jet Blue Airways informó ayer de que está reduciendo vuelos y aparcando aviones, ya que la «escasa demanda de viajes» está afectando a los ingresos de la aerolínea.
En su cobertura del anuncio, USA Today señala que la caída de la demanda no sólo afecta a Jet Blue:
[Las principales aerolíneas de EEUU están reduciendo su capacidad de cara a la temporada estival, que suele ser muy concurrida, con el fin de proteger sus tarifas y adaptarse a una demanda más débil.
«Aunque la mayoría de las aerolíneas están notando el impacto, es especialmente frustrante para nosotros, ya que esperábamos alcanzar un margen operativo de equilibrio este año, lo que ahora parece improbable», dijo Geraghty de JetBlue.
La empresa había retirado sus previsiones para 2025 en abril alegando un debilitamiento de la demanda.
La cobertura mediática suele echar la culpa a la «incertidumbre» fomentada por la azarosa política arancelaria del presidente Trump —es decir, las subidas de impuestos— que ha hecho muy difícil para las empresas prever las tendencias económicas.
Pero los aranceles sólo forman parte de un contexto económico más amplio en el que los salarios no siguen el ritmo de la inflación de precios y la actividad económica general se ralentiza.
De hecho, este nuevo anuncio de Jet Blue es sólo el último de varios meses de advertencias al sector en general.
Como informó AP el mes pasado, Expedia Group advirtió de que la demanda de viajes se estaba debilitando:
Expedia Group dijo el viernes que la reducción de la demanda de viajes en los Estados Unidos provocó que sus ingresos en el primer trimestre fueran más débiles de lo esperado, y el Banco de América dijo que las transacciones con tarjetas de crédito mostraron que el gasto en vuelos y alojamiento siguió cayendo el mes pasado.
Los dos informes se suman a los crecientes indicios de que el sector de los viajes y el turismo en los EEUU podría sufrir su primera desaceleración desde que el final de la pandemia de COVID-19 alimentara un periodo de «viajes de venganza» que se convirtió en un interés sostenido por escaparse... En abril, la confianza de los americanos en la economía cayó por quinto mes consecutivo al nivel más bajo desde el inicio de la pandemia.
Es posible que esta debilidad de la demanda se refleje ahora en las cifras globales de pasajeros publicadas por el Departamento de Transporte de los EEUU.
Desgraciadamente, los datos más recientes al respecto son de marzo, pero ya en febrero vimos la primera variación interanual negativa en el total de «pasajeros embarcados» desde el cierre covídico. Además, en febrero y marzo, el tráfico de pasajeros descendió, año tras año, dos meses seguidos. Esto no ocurría desde el verano de 2013.
As we can see in the graph, year-over-year drops in passenger traffic is well correlated with changes in the employment level. In July and August 2013, for example—the last non-covid time air passenger travel went negative for two months in a row, employment growth in October and November that year was unusually weak, nearly dropping to zero. In 2008, a clear downward turn in air traffic, which began in April of that year, was followed by an even long period of negative growth in employment, which began two months later.
Will this year’s fall in air traffic prove to be a similar warning about weakness in the overall employment and economic trend? If it is, the official employment data has yet to show it. Although employment data has tended to weaken since late 2022, it was still positive during April and May of this year.
