El fracaso como imperativo de diseño
La idea de que «si puede fallar, debería fallar» probablemente parezca oximorónica para la mayoría de la gente cuando se aplica al ámbito eco
La idea de que «si puede fallar, debería fallar» probablemente parezca oximorónica para la mayoría de la gente cuando se aplica al ámbito eco
El concepto de cálculo económico es de vital importancia para entender nuestra economía moderna, pero pocas personas —y especialmente economistas— comprenden que existe.
Aunque los economistas de la corriente dominante sostienen que Adam Smith es el padre de la economía moderna, fue Richard Cantillon quien reconoció la centralidad del emprendimiento en el desarrollo económico.
Christian Sandström es un economista sueco que se une a Bob para exponer el caso de que los proyectos de financiación masiva de los gobiernos no son necesarios para promover la ciencia o el crecimiento industrial.
Los modelos econométricos se construyen con la idea de que pueden sustituir a la auténtica acción humana. No es sorprendente que fracasen estrepitosamente.
Incluso algo que parece tan objetivo como el desarrollo de software entra dentro de la visión austriaca de la utilidad subjetiva.
Robert Murphy explica cómo ganan dinero los operadores en un mundo de incertidumbre y riesgo diabólico.
Uno de los dogmas de la economía dominante es que sólo el gobierno puede proporcionar el número «óptimo» de bienes no rivales, o públicos. Los economistas austriacos nunca han aceptado esta teoría.
Mientras los gobiernos afirman querer el bienestar de sus ciudadanos, atacan inevitablemente la verdadera fuente de prosperidad: el emprendimiento.
Mucha gente cree que el juego de mesa Monopoly, desarrollado durante la Gran Depresión, imita la economía capitalista del mundo real. El Monopoly es un juego, no la vida real.