Mises Wire

Afortunadamente para la derecha americana, existe otra alternativa al neoconservadurismo de William Buckley, al neoliberalismo de Milton Friedman y al paleoprogresismo de Teddy Roosevelt: el populismo libertario de Murray Rothbard.

Algunos recordarán toda esa charla sobre una «recuperación en forma de V» el año pasado. Eso fue cuando se nos aseguraba que unas pocas semanas de paros iban a hacer que la economía volviera al alza. Está claro que eso nunca ocurrió.

Gran parte de los perjuicios se disimulan centrándose en las previsiones de mayores ingresos agregados para los pobres. Los individuos, en cambio, son otra historia.

En enero, el crecimiento de la masa monetaria alcanzó un nuevo máximo histórico, superando ligeramente el anterior máximo de septiembre de 2020, y manteniéndose muy por encima de niveles de crecimiento que hace un año se habrían considerado impensables.

Hemos pedido a algunos de nuestros escritores y académicos que hablen de por qué vale la pena recordar a Rothbard. Esto es lo que tienen que decir.

La respuesta está en reformas económicas audaces que favorezcan a los mercados y a los empresarios: liquidar las malas inversiones, dejar que se produzca la deflación, recortar el gasto público, reducir los impuestos, dejar que bajen los salarios.

Murray Rothbard fue un pionero en el análisis de los impuestos desde un punto de vista austriaco o causal-realista. Sin embargo, nunca se comprometió explícitamente con la teoría estándar de la pérdida de peso muerto de los impuestos. Este artículo desarrolla el análisis austriaco de la fiscalidad con este fin.

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Murray Rothbard murió más de un cuarto de siglo antes del estallido de la manía y la tiranía cívica, pero si estuviera vivo hoy, no le sorprendería ver que la resistencia más común a nivel institucional proviene de las iglesias.

Adoptar el monasticismo ante el fascismo internacional al que nos enfrentamos hoy en día equivaldría no sólo a separarse, sino también a ceder a los monstruos todo lo que vale la pena salvar.