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En la era del covid, los gobiernos han decidido adoptar un nuevo tipo de política: retener a la población como rehén hasta que el público cumpla con lo que el Estado quiere.

Al igual que la política económica para «curar» las recesiones, la respuesta sanitaria de las autoridades es buena para paralizar los mercados, pero nunca cumple lo prometido.

Será una noticia de ayer que el especulador está siempre bajo el ataque de los guerreros de la justicia social. Sin embargo, los especuladores desempeñan un papel crucial y valioso para sobrevivir a los desastres económicos.

Al igual que Japón, la eurozona lo apuesta todo al gasto público, a los paquetes de estímulo y a la monetización masiva de la deuda. En otras palabras, no hay una verdadera recuperación económica a la vista.

Se afirma que las vacunas son extraordinariamente eficaces. Pero también se afirma que los no vacunados son una grave amenaza para los vacunados. ¿Cómo pueden ser ciertas ambas cosas al mismo tiempo?

El hecho de que NDLA no sea una opción de voto genuina y no simbólica demuestra que la clase política se limita a hablar de boquilla de los conceptos de integridad y voluntad del pueblo.

Desde el cine a oscuras hasta el campo de fútbol y la cola de control del aeropuerto, el gobierno americano infló la amenaza real del terrorismo y la necesidad de una respuesta militar agresiva.

En Shakespeare’s Rome, Cantor nos ayuda a comprender por qué Shakespeare no sólo fue un gran escritor, sino también un gran pensador político, y eso no es poco.

El régimen del covid ha ampliado y profundizado la crisis epistémica inaugurada por el posmodernismo y el posmodernismo práctico. La ciencia ha devenido en una serie de non sequiturs respaldados por la fuerza. La ciencia se ha vuelto posmoderna.

Algunos funcionarios de la Fed simplemente se encogieron de hombros ante lo que era un evidente conflicto de intereses cuando negociaban con acciones y propiedades inmobiliarias mientras hacían política. Las reglas no se aplican a los banqueros centrales.