Mises Wire

El mundo del objetivo del 2% es algo realmente nuevo y peor que lo que había antes. No es la misma política monetaria de siempre, pero con objetivos de inflación ligeramente más altos.

Ya sea a través de los impuestos, la deuda o la inflación, el gasto público consiste en estafar a los contribuyentes productivos. La inflación y los déficits desbocados de Argentina son un ejemplo de advertencia.

Hay que darse cuenta de que la política económica de los autodenominados progresistas no puede prescindir de la inflación. No pueden aceptar ni aceptarán nunca una política de dinero sano.

Si los empresarios pudieran aumentar sus precios sin perder ventas, ya lo habrían hecho. Sin embargo, muchos conservadores afirman erróneamente que las subidas de impuestos se «transfieren» a los consumidores.

Gracias a las políticas de dinero fácil de los bancos centrales, los tipos de interés históricamente bajos y la búsqueda desesperada de rentabilidad han creado nuevas zonas de peligro para los inversores que tratan de mantenerse al margen de los problemas.

La sanidad gubernamental es una sanidad planificada de forma centralizada. Las innovaciones en la «digitalización» descentralizada de la medicina podrían hacer que esta volviera a la dirección de los mercados.

Resultó que los impuestos con representación podían ser tan opresivos como los impuestos sin representación. O peor.

Paso 1: afirmar que sólo el gobierno puede resolver el problema de las «externalidades». Paso 2: afirmar que las externalidades están en todas partes. Paso 3: enviar a los burócratas a resolver todos los «problemas» causados por las externalidades.

El hecho de que un ejemplo tan vacuo e irrelevante se haya convertido en un argumento tan convincente para la restricción gubernamental de la libertad de expresión en muchos otros ámbitos es preocupante.

Los partidarios de los mandatos de vacunación están impulsando la idea de que la asistencia sanitaria es un recurso comunitario. Esta idea les permite hacer falsas afirmaciones morales sobre cómo todo el mundo le debe a la «sociedad» vacunarse.