No hay ganador en esta guerra comercial
La guerra comercial significa aumentar la deuda, erosionar la confianza de los ciudadanos, aumentar los precios y cargar la economía con intervenciones. Todo ello hecho en nombre del «bien público».
La guerra comercial significa aumentar la deuda, erosionar la confianza de los ciudadanos, aumentar los precios y cargar la economía con intervenciones. Todo ello hecho en nombre del «bien público».
Los mismos que impusieron la tiranía covid ahora quieren que nos arriesguemos a una guerra con Rusia. Detengámoslos antes de que sea demasiado tarde.
La gente suele reaccionar ante los cambios bruscos de precios exigiendo que el gobierno «haga algo» para bajarlos. Es importante entender la mentalidad que hay detrás de estas creencias.
Una gestión socialista sería como un hombre obligado a pasar su vida con los ojos vendados.
Aunque las medios sociales digan lo contrario, la neutralidad en el conflicto Ucrania-Rusia es algo bueno.
La teoría del portafolio moderna, aunque es popular entre muchos economistas, se enfrenta a graves problemas cuando se examina a través de los lentes de la economía austriaca.
Al declarar que la información de dominio público es un «secreto de Estado», la Corte Suprema de EEUU ha demostrado que la lógica no es obstáculo cuando se retuerce la ley como un pretzel.
Los Demócratas —ya que se supone que están «en el poder»— necesitan algún tipo de chivo expiatorio para la inflación, ya que ésta se está comiendo cada vez más los ingresos de los americanos. Así que ahora culpan a los rusos por lo que ha hecho el banco central.
Los defensores del control de armas están utilizando las demandas para intentar destruir a los fabricantes privados de armas. A pesar de las protecciones legales para la industria de armas, esta estrategia podría tener éxito.
Desde los alemanes del Volga hasta los armenios del Imperio otomano, pasando por los españoles y los menonitas, la elección de la emigración como medio para evitar el reclutamiento militar tiene una larga historia.