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Cómo se guían los dueños de negocios por los tipos de interés

Según la Teoría Austriaca del Ciclo Económico (TACE), la rebaja artificial de los tipos de interés por el banco central lleva a una mala asignación de recursos porque los negocios asumen diversos proyectos de capital que antes de la rebaja de los tipos de interés no se consideraban viables. Esta mala asignación de recursos se describe habitualmente como un auge económico.

En general, los empresarios descubren su error una vez que el banco central (que fue esencial en la rebaja artificial de los tipos de interés) invierte su postura, lo que a su vez produce una detención en la expansión del capital y el consiguiente declive económico. A partir de la TACE se puede inferir que la rebaja artificial de los tipos de interés crea una trampa para los empresarios al atraerlos a actividades empresariales insostenibles que solo quedan al descubierto una vez que el banco central endurece su política de tipos de interés.

Los críticos de la TACE sostienen que no hay razón por la que los empresarios deban equivocarse una y otra vez ante una rebaja artificial de los tipos de interés. Lo más probable es que los empresarios aprendan de la experiencia, argumentan los críticos, y no caigan en la trampa producida por una rebaja artificial de los tipos de interés. Las expectativas correctas anularían o neutralizarían todo el proceso del ciclo de auge y declive que se pondría en marcha con la rebaja artificial de los tipos de interés. Por tanto, se sostiene, la TACE no es un aspirante serio a la explicación de los fenómenos del ciclo económico moderno.

Según un importante crítico de la TACE, Gordon Tullock:

Cualquiera pensaría que los empresarios podrían equivocarse en el primer par de casos del ciclo de Rothard y no preverían que el tipo bajo de interés aumentara posteriormente. Sin embargo, parece improbable que continuaran siendo incapaces de darse cuenta de esto. Normalmente, Rothard y otros austriacos argumentan que los empresarios están bien informados y hacen juicios correctos. Como mínimo, habría que suponer que un empresario bien informado e interesado por asuntos importantes con respecto al negocio leería a Mises y Rothbard y, por tanto, prevería la acción del gobierno.1

Incluso el propio Mises había reconocido que es posible que en algún momento en el futuro los empresarios dejaran de responder a una política monetaria laxa, impidiendo así la puesta en marcha del ciclo de auge y declive. En su respuesta a Lachmann, escribía:

Puede ser que un empresario reaccione en el futuro a la expansión del crédito de otra manera en la que lo hizo en el pasado. Puede ser que eviten usar el dinero barato disponible para una expansión de sus operaciones, al tener en cuenta el fin inevitable del auge. Hay algunas señales de ese cambio. Pero es demasiado pronto para estar absolutamente seguros.2

¿Importan las expectativas?

Un empresario tiene que atender los requisitos futuros de los consumidores si quiere tener éxito en su negocio.

Así que cada vez que observa una rebaja los tipos de interés sabe que lo más probable es que esto estimule la demanda de diversos bienes y servicios en los próximos meses. Por tanto, si quiere obtener un beneficio tendrá que tomar las disposiciones necesarias para atender la demanda futura.

Por ejemplo, si un constructor rechaza actuar sobre el probable aumento de la demanda de casas porque cree que esto se debe a la política monetaria laxa del banco central y no puede ser sostenible, se verá fuera del negocio muy rápidamente. Estar en el negocio de la construcción significa que debe estar a tono con la demanda de vivienda.

Igualmente, cualquier otro empresario en un campo concreto tendrá que responder a los probables cambios en la demanda en su área si quiere mantenerse en el negocio.

Si un empresario ha decidido estar en un negocio concreto, esto significa que se espera que el empresario atienda los cambios en la demanda en este negocio particular, independientemente de las causas subyacentes detrás de los cambios de la demanda. No hacerlo le pondrá fuera del negocio muy rápidamente.

Por tanto, independientemente de las expectativas, una vez el banco central endurece su postura, la mayoría de los empresarios se ven “atrapados”. Una postura más dura menoscaba la demanda de bienes y servicios y esto pone presión sobre diversas actividades de negocio que se habían expandido mientras se mantuvo una postura laxa en los tipos de interés. Aparece un declive económico.

Además, incluso si los empresarios han previsto correctamente la postura de tipos de interés del banco central y los consiguientes cambios en la tasa de crecimiento de la oferta monetaria, debido a la demora variable en el tiempo desde los cambios monetarios hasta sus efectos sobre la actividad económica, será imposible establecer el plazo preciso del ciclo de auge y declive.

Debido a la demora temporal, los cambios anteriores en la oferta monetaria podrían continuar dominando el escenario económico durante un periodo extenso. (Dado que la demora temporal es variable, no es posible calcular cuándo va a empezar a dominar el escenario económico un cambio concreto en la tasa de crecimiento de la oferta monetaria y cuándo va a desvanecerse el efecto de los cambios pasados en la oferta económica).

Podemos concluir que las expectativas correctas no pueden impedir los ciclos de auge y declive una vez el banco central ha relajado su postura sobre los tipos de interés.

La única manera de detener la amenaza de los ciclos de auge y declive es que el banco central deje de entrometerse en los mercados financieros.

  • 1Gordon Tullock, “Why the Austrians are wrong about depressions”, The Review of Austrian Economics, vol. 2, 1987. Ver también Ludwig M. Lachmann, “The role of expectations in economics as a social science”, Economica, Febrero de 1943. También el comentario de Salerno sobre Tullock y la respuesta de Tullock a Salerno.
  • 2Ludwig von Mises, “Elastic expectations and the Austrian Theory of the Trade Cycle”, Economica, Agosto de 1943.
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