La Fed no puede quebrar; sin embargo, puede quebrar al país
Los keynesianos que dirigen nuestra vida económica pueden estar tranquilos porque la Fed no puede fallar en un sentido técnico, pero el público debería estar horrorizado.
Los keynesianos que dirigen nuestra vida económica pueden estar tranquilos porque la Fed no puede fallar en un sentido técnico, pero el público debería estar horrorizado.
La Reserva Federal sube los tipos de interés y ya sabemos lo que sigue, dado que se ha acumulado más de una década de malas inversiones: recesión severa.
La sabiduría convencional dice que un país debe gestionar sus deudas, pero ¿qué pasa si la deuda se ha vuelto incontrolable?
Quien dude de que estamos en recesión puede dejar de dudar. Los repos reversos de la Fed demuestran que nos dirigimos a una crisis.
Los americanos se enfrentan a un futuro energético sombrío, gracias al gobierno.
El gobierno de Biden, picado por los bajos números de las encuestas, insiste en que el presidente está recibiendo unas relaciones públicas injustas, que ocultan la «verdad» sobre los muchos logros de Biden.
El aumento de los precios de los activos es estupendo para los gestores de fondos de cobertura y los tipos de Wall Street, pero cada vez más lleva a la gente común a endeudarse de forma insostenible.
Las tarifas aéreas podrían aumentar un 40% o más en 2022. Podría ser la mayor subida de precios en muchas décadas.
Es imposible comprender la idea del dinero sólido sin darse cuenta de que fue concebida para proteger las libertades civiles contra el despotismo estatal.
Con la escasez han llegado los habituales bromistas de medio pelo sobre las «malvadas corporaciones» y sobre cómo las empresas de fórmula para bebés no están supuestamente lo suficientemente reguladas. La verdadera culpa la tienen los estatistas de la beneficencia, los proteccionistas al estilo Trump y la FDA.