El gobierno australiano culpa a los minoristas de alimentación por la inflación
En 2024, el Senado australiano abrirá una investigación sobre Coles y Woolworths, los dos mayores minoristas de alimentación del
En 2024, el Senado australiano abrirá una investigación sobre Coles y Woolworths, los dos mayores minoristas de alimentación del
El próximo mes, la Corte Suprema de EEUU escuchará los argumentos sobre si las autoridades reguladoras de Nueva York pueden apuntar a la NRA simplemente por los puntos de vista políticos de la organización.
Con otra ronda de «condonación» de préstamos estudiantiles, el Presidente Biden está añadiendo más aire a la burbuja de la educación superior.
Los grupos activistas proinmigración en Gran Bretaña, a pesar de estar fuertemente financiados con dinero del gobierno, están utilizando ese dinero para detener la inmigración ordenada y sustituirla por el caos.
Puede que estemos gobernados por élites incompetentes, pero ni siquiera ellas nos han quitado el libre albedrío y la capacidad de pensar por nosotros mismos. Podemos buscar inspiración en Mises y Rothbard.
Aunque la «wokeidad» parece ser un fenómeno nuevo, los problemas están ligados a una ley «histórica» de sesenta años de antigüedad: la Ley de Derechos Civiles de 1964. Esta ley, por desgracia, promueve la tiranía gubernamental en nombre de la libertad.
En 2022, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, utilizó favores políticos y subvenciones públicas para colocar a miles de trabajadores en puestos de producción de camiones eléctricos. Pero a los consumidores no les interesa.
Mientras las autoridades políticas sudafricanas persiguen acusaciones de genocidio contra otros países, esos mismos dirigentes destruyen la economía y las infraestructuras básicas de la nación. Se trata de un Estado fallido.
La elección de escuela parece tener ventajas, pero como dice Thomas Sowell: «No hay soluciones. Sólo hay contrapartidas». Los entusiastas defensores de la «elección de escuela» olvidan que el dinero del gobierno conlleva el control del gobierno.
Mientras los pagadores de impuestos de EEUU pagan miles de millones por misiones militares en todo el mundo en nombre de «mantenernos seguros», el gobierno federal no consigue mantener a salvo de la delincuencia violenta a los residentes de la capital del país.