Power & Market

La política de Modi de mayores impuestos, gastos e inflación hacen de la India un riesgo creciente en los mercados emergentes

La economía de la India tuvo un crecimiento anual del 5,0 por ciento en el trimestre abril-junio, el más lento en más de seis años, arrastrado por la débil demanda de los consumidores y las inversiones privadas.

Una encuesta de economistas de Reuters había pronosticado un crecimiento anual de 5,7 por ciento para abril-junio, comparado con un aumento de 5,8 por ciento en el trimestre anterior. Para abril-junio de 2018, India reportó un crecimiento del 8 por ciento.

El año pasado comenté aquí los riesgos para la India.

Los gobiernos siempre consideran que los problemas económicos provienen de la falta de demanda, y se asignan la tarea de «corregir» esa suposición errónea mediante un aumento masivo de los déficits y una política monetaria que va mucho más allá de cualquier medida lógica.

Las crecientes políticas populistas de la India son parte de los problemas actuales de la nación.

Los datos recientes son bastante preocupantes.

La producción industrial, los PMI manufactureros y las estimaciones de crecimiento están bajando (según el Focus Economics).

Según el Kotak Economic Research, se prevé que el déficit por cuenta corriente de la India sea el más alto en seis años. La balanza de pagos global está registrando déficits superiores a los previstos, ya que las entradas de capital se debilitan y no pueden hacer frente al déficit de la balanza por cuenta corriente.

Otra advertencia viene de los vencimientos en divisas. Casi 220.000 millones de dólares de deuda a corto plazo, equivalente a más de la mitad de las reservas de divisas de la India, llegarán a su vencimiento en el ejercicio fiscal 2018-2019. Moody’s afirma que la India es uno de los países menos expuestos al aumento del dólar estadounidense. Sin embargo, Moody’s no esperaba que la rupia cayera tanto.

El vencimiento promedio de la deuda es de cerca de 10 años y más del 96 por ciento está en la moneda local, según Moody’s. Sin embargo, también señala la baja asequibilidad de la deuda del país. Dado que la gran mayoría de la deuda está en moneda local, el incentivo para depreciar la rupia es muy alto.

Las reservas de divisas siguen siendo aceptables, pero pueden disminuir rápidamente. Es probable que las reservas de divisas sufran otra caída a medida que la rupia caiga frente al dólar estadounidense.

Al mismo tiempo, el 68% de la meta de déficit fiscal para 2019 se consumió en el primer trimestre.

India espera un déficit fiscal del 3,3% del PIB en 2018-19 que parece bastante difícil, dado el debilitamiento de los datos y el aumento de los gastos. El déficit se revisó al alza hasta el 3,5% del PIB en 2017-18.

La combinación de un mayor déficit comercial y fiscal, sumada a la disminución de las reservas, hace que la moneda se debilite gravemente. La rupia sigue cayendo en picado frente al dólar.

El gobierno de la India suele resolver esta ecuación aumentando los subsidios y los impuestos. Esa combinación no funcionará en un mundo que tiene una menor tolerancia a los desequilibrios fiscales y comerciales y un escenario de riesgo. Además, la cuña fiscal ya es una carga elevada. Como señala Prateek Agrawal, «si uno mira el GST y los impuestos sobre las secciones ricas, India se clasificaría como uno de los países con los impuestos más altos del mundo. Para el consumo, estas secciones están pagando cerca del 60 por ciento de los ingresos como impuestos).

Además, imprimir más rupias no va a resolver los desafíos.

La situación en la India no es tan desesperada como en Turquía o Argentina, porque las reservas de divisas no se están agotando a un ritmo elevado, pero la tendencia es preocupante y las perspectivas de crecimiento, comercio y saldos fiscales se están debilitando.

El gobierno ha preferido aumentar los impuestos y el gasto, y la política de desmonetización fue un gran error (leer). Todo el dinero que se sacó del sistema volvió unos meses después. Es hora de que la India cambie sus políticas históricas de subsidio a los sectores de baja productividad para penalizar a los de alta productividad con más impuestos.

La India puede navegar fácilmente por esta confusión si cambia algunas políticas equivocadas del lado de la demanda. La pregunta es, ¿lo hará el gobierno? ¿O preferirán culpar a un enemigo externo y aumentar los desequilibrios?

Si el gobierno decide ignorar estos temas, India podría convertirse en un gran riesgo en los mercados emergentes.

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