Después de resultar una gran sorpresa en las primarias demócratas para el distrito 14º de Nueva York al Congreso, a Alexandria Ocasio-Cortez se la considera ahora la nueva cara del Partido Demócrata.
La victoria de Ocasio ha rejuvenecido al Partido Demócrata y a los progresistas en toda la nación. Para muchos en la izquierda, la reciente victoria de Ocasio es un soplo de aire fresco después de la fallida campaña presidencial de Hilary Clinton en 2016.
Más allá del típico análisis de republicanos contra demócratas que continúa ocupando los titulares, lo más preocupante del meteórico ascenso de Ocasio a la fama política es su completo desconocimiento de la economía básica.
Una breve lectura de su programa es bastante para darse cuenta de que las ideas de socialismo están vivas y coleando la política estadounidense.
Su programa se centra en los siguientes componentes políticos:
- Medicare para todos
- Universidad pública y gratuita
- Garantía universal de empleo
- La vivienda como derecho humano
El común denominador de todas sus propuestas es la cantidad de fe que pone en el estado para ocuparse de asuntos privados. Canalizando el espíritu del fracasado candidato presidencial Bernie Sanders, Ocasio describe su programa como socialismo democrático.
Encubriendo el socialismo
Los izquierdistas han hecho todo lo posible por cambiar el nombre y de enmascarar el socialismo para hacerlo aceptable para las masas más informadas.
No importa cuántas veces hayan fracasado los experimentos socialistas (desde la Unión Soviética a la actual Venezuela), muchos ingenuos izquierdistas continúan su interminable carrera de gansos en busca de un experimento socialista que funcione.
La mención casual de socialismo en el discurso político es preocupante.
Cuando países como Venezuela se están derrumbando ante nuestros ojos es sorprendente que muchos cargos electos continúen flirteando con la idea de implantar socialismo.
En la imaginación de la izquierda, Escandinavia es la bala de plata que acabará con el modelo capitalista.
Esta tropa cansina ignora varios detalles cruciales acerca de la prosperidad de los países nórdicos:
- Están entre las economías más libres del mundo (lo que hay que reconocer que puede que no signifique mucho) según diversos índices de libertad económica. En el peor de los casos, son economías mixtas.
- Como se destaca en obras como Scandinavian Unexceptionalism, los países nórdicos se hicieron ricos primero a través del capitalismo, mucho antes de que se creara el estado del bienestar.
A pesar de los hechos, la izquierda política continúa somnolienta en un mundo económico imaginario y se basa en las emociones para llegar a conclusiones sobre economía política.
Democracia: ¿El Dios que fracaso?
Muchas mentes ingenuas en la izquierda cometen el error de afirmar que el socialismo democrático de Ocasio es algo novedoso y que generar políticas socialistas por medios democráticos, en lugar de acciones autoritarias, como en el caso soviético, de alguna manera limitaría los defectos de socialismo. Francamente, ese supuesto es una ilusión.
Políticas socialistas descabelladas como los controles de precios tendrían el mismo efecto (escaseces) independientemente de si fueran aprobadas un referéndum o implantadas mediante poder dictatorial.
Las democracias nos son sistemas políticos mágicos exentos de recesiones económicas y políticas.
De hecho, las democracias con pocos controles y equilibrios institucionales pueden evolucionar hacia sistemas en los que los derechos de propiedad se pongan en la picota y las normas gansteriles estén a la orden del día.
Como saben los buenos estudiantes de historia, algunos de los Padres Fundadores tenían razón en su escepticismo hacia la democracia. La defensa ateniense de la democracia, aunque limitada por los patrones actuales, fue la historia de un sistema político innovador que acabó sucumbiendo a la tiranía después de que Atenas se embarcara en numerosas aventuras militares y grandiosos programas de gasto, todos los cuales fueron aprobados con el sello de la democracia.
Por esa razón, los Fundadores defendían más un modelo republicano de gobierno, con varias características democráticas, pero en definitiva respaldado por fuertes controles y equilibrios y un federalismo competitivo.
Solo más de lo mismo
El siglo XX ha sido testigo de la desaparición de la visión original de los Padres Fundadores a favor de un estado gestor que consigue constantes sellos de aprobación democrática a todos los niveles del gobierno para justificar sus extralimitaciones.
De hecho, la llegada a la fama de Ocasio no es ninguna novedad en el sistema. Es el resultado final lógico de múltiples generaciones aclimatándose a la expansión de un gobierno expansivo.
Nueva York es un buen ejemplo de esto. Un estado que fue en un tiempo el paradigma del capitalismo estadounidense durante la edad dorada, Nueva York ha seguido la vía de la intervención pública masiva en las últimas décadas.
Altos impuestos, gasto fuera de control, privilegio sindicales absurdos y leyes urbanísticas estrictas han obligado a multitud de neoyorquinos a mudarse a otros estados con mercados de viviendas más asequibles y entornos empresariales más amistosos.
Los medios de comunicación califican a Ocasio-Cortez como revolucionaria, pero su ideología es parte de este viejo programa izquierdista cansino de control estatal, pero esta vez viene con una cara más bonita.
Varias décadas de insensibilización institucional y de los medios de comunicación se han combinado en un escenario en la que el socialismo se explica despreocupadamente en foros públicos.
Muy probablemente Ocasio ganará su escaño con un margen cómodo, pero los perdedores reales serán sus votantes.
La publicidad del socialismo puede cambiar, pero sus resultados siempre son los mismos una vez implantado: colapso económico y miseria.