Mises Wire

Los banqueros centrales afirman que una sobreabundancia de ahorros a nivel mundial está llevando el tipo de interés «natural» a niveles negativos. Están equivocados.

Los conservadores nos dicen que debemos ir más allá de la idea de permitir que la gente comercie libremente en el mercado: el «patriotismo» es la verdadera medida de la política económica, y eso requiere impuestos más altos, más gasto gubernamental y un Estado poderoso.

Tanto la izquierda como la derecha empujan repetidamente un mito: el mito de que los gobiernos han sido tomados por economistas del libre mercado que han hecho del mundo un paisaje de capitalismo sin trabas.

No sólo se está gestando una nueva crisis bancaria, para la que el problema de la repos sirve de alerta temprana, sino que podría escalar con bastante rapidez.

 

Cuando los socialistas asaltaron Venezuela en la década del 2000, el mensaje era: «Mira, te lo dijimos; el socialismo funciona», pero cuando fracasó, el mensaje cambió a: «No, espera, eso no es socialismo real».

Los Bancos Centrales cuentan ahora con una sopa de letras de herramientas de política monetaria. Pero todo es radicalmente más de lo mismo, es decir, una política monetaria inflacionaria de dinero fácil.

La crisis de las repos — y es una crisis — nos está diciendo que los proveedores de liquidez son conscientes de que el precio del dinero, los activos utilizados como garantía y la capacidad de reembolso de los prestatarios están todos manipulados artificialmente.

Una mirada a las diferencias entre la escuela austriaca y la tradición del «análisis económico del derecho», con respecto a la regulación de la seguridad de los productos.

Los llamados Padres Fundadores utilizaron las pequeñas rebeliones fiscales para justificar su contrarrevolución contra el espíritu de 1776, lanzando así la Convención Constitucional de grandes impuestos y grandes gobiernos de 1787.

Muchos conservadores parecen creer que Estados Unidos ha sido tomado por libertarios duros, con el resultado de una plutocracia distópica. La respuesta, nos dicen, está en los altos impuestos y más poder del gobierno. Se equivocan tanto en el diagnóstico como en la cura.