Mises Wire

Jp Cortez

No todas las noticias procedentes de los frentes del oro y monetario son malas. De hecho, el oro logró una serie de avances en siete estados, incluyendo exenciones de impuestos e intentos de los estados de restringir el comportamiento de la Fed. El oro está vivo y goza de buena salud.

Tho Bishop

Las elecciones de 2024 aportarán pocas soluciones a las presiones subyacentes que erosionan las normas políticas americanas. Independientemente del resultado, la mitad del país tendrá la sensación de vivir bajo un gobierno ocupacional.

Wanjiru Njoya

Los progresistas modernos están obsesionados con la culpa colectiva, exigiendo que los americanos paguen reparaciones por la esclavitud a pesar de que ésta terminó en los EEUU hace 160 años. 

Artis Shepherd

Durante casi 30 años, la Fed ha aplicado una política de dinero fácil que ha hecho que la economía dependa cada vez más de la siguiente ronda de «estímulos». Revertir esa política significará, mínimo a corto plazo, una recesión antes de que la economía se recupere, lo que hoy es imposible.

Frank Shostak

La Fed baja los tipos de interés aparentemente para «estimular» la economía. Pero mientras la Fed afirma que está fortaleciendo la economía, en realidad la debilita con sus políticas de dinero fácil.

David R. Breuhan

Los aranceles no sólo aumentan los precios al consumo. También afectan a los flujos de capital y, en numerosas ocasiones, han desencadenado crisis bursátiles. Lo que los aranceles no traen es prosperidad.

Michael Njoku

Los intervencionistas suelen afirmar que las economías de mercado conducen naturalmente a monopolios, lo que significa que ya no hay competencia económica. Sin embargo, en los procesos de mercado siempre hay competencia, a menos que las propias autoridades gubernamentales la bloqueen.

Ryan McMaken

El empleo en el sector privado cayó en 28.000 puestos en octubre. El crecimiento global del empleo sólo fue positivo gracias a los empleos gubernamentales, financiados por el déficit federal galopante.

Wanjiru Njoya

Utilizar el poder del Estado para imponer una ortodoxia social siempre es una receta para el desastre. Los gobiernos republicanos radicales en el sur durante la posguerra intentaron hacer precisamente eso, sembrando semillas de odio y discordia en el proceso.