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La mentalidad estática

Al hombre medio le falta la imaginación para darse cuenta de que las condiciones de la vida y la acción están en un flujo continuo. Como lo ve, no hay cambio en los objetos externos que constituyen su bienestar. Su visión del mundo es estática y estacionaria. Refleja un entorno estancado. No sabe ni que el pasado era distinto del presente ni que prevalece la incertidumbre sobre las cosas futuras. No concibe en absoluto la función del empresario porque no es consciente de su incertidumbre. Como un niño que toma todo lo que le dan sus padres sin hacer preguntas, toma todos los bienes que les ofrecen los negocios. No es consciente de los esfuerzos que le proporcionan todo lo que necesita. Ignora el papel de la acumulación de capital y de las decisiones empresariales. Simplemente da por sentado que aparece una mesa mágica a su voluntad llena con todo aquello que desea disfrutar.

Esta mentalidad se refleja en la idea popular de la socialización. Una vez que se eliminen los parásitos capitalistas y empresarios, él mismo conseguirá todo los que solía consumir. Solo es un pequeño error en sus expectativas el que sobrevalore grotescamente el aumento en renta, si hay alguno, que cada individuo podría recibir de tal distribución. Mucho más grave es el hecho de que supone que es lo único que hace falta para continuar con la producción en diversas fábricas de esos bienes que están produciéndose en el momento de la socialización de las maneras en que se estaban produciendo hasta entonces. No se tiene en cuenta la necesidad de ajustar la producción diariamente a las condiciones perpetuamente cambiantes. El socialista diletante no entiende que una socialización realizada hace cincuenta años no habría socializado la estructura de los negocios como existe hoy, sino como una estructura muy diferente. No piensa por un momento en el enorme esfuerzo que hace falta para transformar los negocios una y otra vez para proporcionar el mejor servicio posible.

La incapacidad del diletante de entender los asuntos esenciales de la dirección de los asuntos productivos no solo se manifiesta en los escritos de Marx y Engels. No aparece menos en las contribuciones de la pseudo-economía contemporánea.

La construcción imaginaria de una economía en rotación constante es una herramienta mental indispensable para el pensamiento económico. Para concebir la función de las pérdidas y ganancias, el economista construye la imagen de un estado de cosas hipotético, aunque irrealizable, en el que nada cambia, en el que el mañana no difiere en absoluto del hoy y en el que consecuentemente no pueden aparecer desajustes y no aparece ninguna necesidad de alteración en la dirección de los negocios. En el marco de esta construcción imaginaria no hay empresarios ni pérdidas ni ganancias empresariales. Las ruedas giran espontáneamente por decirlo así. Pero el mundo real en el que viven y tienen que trabajar los hombres nunca puede duplicar el mundo hipotético de esta construcción mental.

Uno de los principales defectos de los economistas matemáticos es que tratan esta economía en rotación constante (la llaman el estado estático) como si fuera algo realmente existente. Obsesionados por la mentira de que la economía ha de tratarse con métodos matemáticos, concentran sus esfuerzos en el análisis de estados estáticos que, por supuesto, permiten una descripción en series de ecuaciones diferenciales simultáneas. Pero este tratamiento matemático evita cualquier referencia a los problemas reales de la economía. Se dedica a un juego matemático bastante inútil sin añadir nada a la comprensión del problema de la acción y la producción humanas. Crea el error como si el análisis de los estados estáticos fuera la principal preocupación de la economía. Confunde una simple herramienta de trabajo para pensar con la realidad.

El economista matemático está tan cegado por su prejuicio epistemológico que simplemente no puede ver cuál es la tarea de la economía. Ansía demostrarnos que el socialismo es realizable bajo condiciones estáticas. Como las condiciones estáticas, como admite él mismo, son irrealizables, esto equivale simplemente a la afirmación de que en un estado irrealizable del mundo el socialismo sería factible. ¡Un resultado muy valioso, de verdad, para cientos de años de trabajo conjunto de cientos de autores, enseñado en todas las universidades, publicado en innumerables libros de texto y monografías y en múltiples revistas científicas!

No existe una economía estática. Todas las conclusiones derivadas de la preocupación por la imagen de estados estáticos y equilibrios estáticos no valen para la descripción del mundo como es y será siempre.

Extraído de Pérdidas y ganancias.

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