Cuando los conservadores aplauden el gasto bélico ilimitado, no sólo perjudican a nuestra economía y a nuestro cuerpo político, sino que dan a la izquierda un poderoso argumento para hablar.
Los gobiernos nunca han respetado los derechos de la libertad de expresión. Hoy, restringen la libertad de expresión y de prensa y promueven falsedades en nombre de la «protección de la verdad».
La Reserva Federal sube los tipos de interés y ya sabemos lo que sigue, dado que se ha acumulado más de una década de malas inversiones: recesión severa.
Los textos estándar de economía neoclásica afirman que un impuesto pigouviano conducirá al precio y la producción «óptimos» de un bien. Pero la «optimalidad» es un mito.
Tras más de una década de estímulos monetarios que han alimentado las elevadas valoraciones de los activos y han incentivado una enorme apuesta apalancada por el riesgo, es imposible un aterrizaje suave.