Cuando se debatió la moralidad y la prudencia de los confinamientos de COVID, sus defensores tenían de su lado una estadística de muertes cada vez mayor. Aquellos que temían el lado oscuro de los confinamientos coercitivos no tenían la ventaja de una estadística gubernamental específica.
La deuda no es gratuita ni irrelevante, como los intervencionistas quieren hacernos creer, aunque los tipos de interés sean bajos. Más deuda significa menos crecimiento y una salida más lenta de la crisis, con un menor crecimiento de la productividad y una tibia mejora del empleo.
El «luchador por la libertad» favorito del presidente Bill Clinton en Kosovo acaba de ser acusado de asesinato en masa, tortura, secuestro y otros crímenes contra la humanidad.
El proteccionismo suele ser más perjudicial cuando impide que los empresarios accedan a productos y servicios que habrían aumentado el capital nacional y la productividad de los trabajadores. El resultado es que los trabajadores son más pobres y la industria nacional menos productiva.
Los falsos positivos y los falsos negativos siguen siendo un problema muy grande. Nuestro actual régimen de pruebas ha alarmado al planeta sin aportar un beneficio para la salud.
Nuestro gobierno está siempre quejándose, amenazando contra los altos precios de los fármacos. Nuestra industria farmacéutica está «luchando» contra los chinos en esta «guerra» económica con las manos atadas a la espalda.