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Votantes estadounidenses: no miren a Europa como un modelo

Mises Wire Daniel Lacalle

La campaña electoral de Estados Unidos se centra principalmente en cuánto gastará el próximo presidente y en las medidas para combatir el coronavirus. Ambas cuestiones deberían apuntar a una conclusión: a diferencia de lo que el candidato Biden quiere hacer, el próximo presidente de Estados Unidos no debería copiar a la Unión Europea.

Al enfrentarnos a una segunda ola de brotes de coronavirus en Europa, sabemos que las medidas de marzo y los agresivos cierres fueron un grave error.

La economía europea está al borde de una doble recesión: la tasa de desempleo es del 8,1 por ciento, frente al 7,8 por ciento de los Estados Unidos, pero la Unión Europea sigue teniendo unos 10 millones de puestos de trabajo temporales. El desempleo real, si usamos el mismo cálculo que en Estados Unidos, está más cerca del 11%.

Los políticos tienden a decir que la asistencia sanitaria pública y el gasto gubernamental son la solución a esta crisis. Sin embargo, eso se contradice con el hecho de que Bélgica, uno de los países con mayor gasto público del mundo, tiene un 36 por ciento más de muertes por millón de habitantes que los Estados Unidos. Por el contrario, Corea del Sur, uno de los países con menor gasto público y sanitario per cápita, lidera la lucha contra la pandemia con menos muertes (sólo 457 en un país de 51,8 millones de ciudadanos).

El control de la pandemia no puede provenir de una intervención gubernamental equivocada en la economía o de cierres ineficientes. El Financial Times mostró recientemente cómo los países con protocolos sencillos pero eficaces de distanciamiento social y pruebas masivas han salido mejor parados económicamente y en términos de salud. No, no se trata de gasto público y de destruir la economía con confinamientos, sino de prevención y pruebas.

En lo que respecta a la preservación de la economía y la salud, la zona del euro está demostrando que Estados Unidos no debe seguir su ejemplo, menos aún en comparación con los países que tienen el mayor gasto público (Francia y Bélgica). Mientras que se espera que la economía de Estados Unidos cierre el año 2020 con una caída del PIB del 2,5 por ciento según JP Morgan y un 7 por ciento de desempleo, considerando las últimas cifras de desempleo, la eurozona probablemente caerá un 8 por ciento con un 8,3 por ciento de desempleo, según las últimas cifras.

La debilidad económica y la crisis sanitaria en Europa también deberían mostrarnos la importancia de proteger la economía y los ciudadanos al mismo tiempo. Lituania, Finlandia, Noruega, Alemania y Dinamarca han preservado con éxito la economía y han aplicado medidas eficaces y sencillas que han salvado millones de vidas sin necesidad de aplicar toques de queda, intervenciones y aumentos presupuestarios masivos. Curiosamente, los llamados países frugales de Europa son también los que han hecho un mejor trabajo en la protección de las vidas y la economía.

Los votantes en las próximas elecciones también deben ser advertidos contra el espejismo de un gasto público masivo para crear un supuesto total de millones de empleos. El ejemplo de la Unión Europea muestra que los tres planes consecutivos de estímulo del gobierno y el banco central aplicados desde 2009 han creado menos empleo y un crecimiento menor que el anunciado y que la economía se ha estancado a pesar de los miles de millones de gastos.

Estados Unidos cayó significativamente menos que la zona del euro en la primera mitad de 2020 y ahora se están recuperando más rápidamente, con una tasa de desempleo más baja.

Esto es especialmente importante cuando analizamos los aumentos de impuestos y los planes de gasto del gobierno anunciados por Biden. La mayor parte del plan de gasto público será financiado por deuda e incluso las estimaciones más optimistas de Bloomberg asumen un déficit de 3 billones de dólares desde 2021 hasta 2024, un 30 por ciento más grande que la suposición más negativa de déficit si Trump es reelegido. Es interesante ver como la mayoría de los analistas asumen que la economía de los Estados Unidos apenas crecerá por encima del nivel del 2 por ciento a pesar de un plan de gasto masivo de 5 billones de dólares. Esto hace muy difícil creer que la creación de empleo volverá a los niveles récord de 2019 si la tasa marginal del impuesto de sociedades se eleva al nivel más alto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como propone Biden, y se aumentan la Seguridad Social y los impuestos sobre la actividad empresarial.

Sólo hay una manera de que Estados Unidos siga siendo la principal economía del mundo, y es mediante una política favorable a las empresas que apoye un mayor crecimiento y un mejor empleo. El hecho de que Estados Unidos haya recuperado los empleos y la economía más rápidamente que la zona euro en medio de una crisis sanitaria no debería ser una sorpresa. La principal diferencia entre las dos economías es una economía más liberalizada y menos intervenida. Esto, y la lucha contra la crisis sanitaria con pruebas masivas y medidas de distanciamiento social sencillas pero eficaces, deberían ayudar a los Estados Unidos a recuperarse más rápidamente y con más fuerza.

La lección de la Unión Europea para Estados Unidos es simple: más regulación, impuestos más altos y un gasto público masivo no generan suficiente crecimiento ni empleos en tiempos de auge, no ayudan a reducir el golpe de una crisis y, en última instancia, retrasan la recuperación con una menor creación de empleos.

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