Los laicistas aplauden el declive de la religión en las sociedades occidentales, pero esa pérdida tiene un coste enorme: el declive de la propia civilización.
A las élites políticas, académicas y mediáticas canadienses les «preocupa» que la democracia en ese país pueda estar bajo ataque. En realidad, la democracia funciona demasiado bien allí.
El pensamiento económico neocalvinista afirma que los precios y la propiedad privada causan escasez. Sin embargo, no proporcionan ninguna metodología para sus afirmaciones.
Es fácil descartar que los avances chinos en vehículos eléctricos se deban a los subsidios gubernamentales, pero la iniciativa privada también está desempeñando un papel importante.
Murray Rothbard no era un admirador de la filosofía de John Stuart Mill y tampoco lo es Philip Kitcher. Sin embargo, existe una enorme división en la forma en que Rothbard y Kitcher ven a Mill.
En nuestra era tecnocrática, es fácil descartar los últimos avances tecnológicos como vía hacia la libertad, pero algunos de ellos siguen siendo un buen augurio para los mercados.
A quienes se oponen al «divorcio nacional» les gusta afirmar que los estados rojos estarían en bancarrota sin una avalancha de dinero procedente de los estados azules, más ricos y productivos. Pero no es cierto.
Uno de los principios fundamentales de la economía austriaca es la escala ordinal de valores. Agustín articuló la idea más de mil años antes de que Carl Menger escribiera sus pioneros Principios de economía.