La presencia de compañías americanas en países extranjeros se consideraba antes un signo de superioridad americana y un instrumento del poder cultural americano. Ya no es así.
Las creencias estándar dicen que el gobierno protege nuestro entorno natural mientras que el sistema de mercado lo destruye. El análisis económico ofrece una perspectiva muy diferente.
Es poco probable que Putin no tuviera ni idea de los inmensos costes en los que él y Rusia en su conjunto incurrirían al emprender esta guerra, por lo que probablemente creyó que la alternativa habría sido aún más costosa.
A la fría luz del razonamiento económico, podemos ver que el Plan Marshall fue en esencia un esquema para posponer la bancarrota del socialismo y del Estado benefactor.
El movimiento antiguerra llevaba cinco años en coma, desde que Obama ascendió a la Casa Blanca. Pero la posibilidad de una nueva guerra en Siria revivió a los activistas moribundos.