El endurecimiento de los tipos de interés perjudica tanto a la burbuja como a las empresas sólidas. La Fed debería limitarse a reducir la oferta monetaria.
Con su actual posición tímida, débil y prevaricadora sobre la inflación de los precios, Powell se está posicionando como el nuevo Arthur Burns, que no hizo nada para acabar con la inflación de los 1970.
Muchos piensan que la cultura de cancelación es una extraña particularidad de la angloesfera. Desgraciadamente, ha levantado su fea cabeza en el Austrian Economics Meeting Europe de este año, celebrado en Lituania.
Cuando los conservadores aplauden el gasto bélico ilimitado, no sólo perjudican a nuestra economía y a nuestro cuerpo político, sino que dan a la izquierda un poderoso argumento para hablar.
Los gobiernos nunca han respetado los derechos de la libertad de expresión. Hoy, restringen la libertad de expresión y de prensa y promueven falsedades en nombre de la «protección de la verdad».
La deflación real —tanto la inflación monetaria como la inflación de precios— es necesaria, y eso sólo puede lograrse si la Fed puede resistir la tentación de seguir haciendo lo que ha estado haciendo desde 2008.