Este proceso de mercado es lo que permite que un sistema capitalista asigne eficientemente los recursos, mientras que un sistema socialista no puede –ni siquiera «en principio».
Debido a que el gobierno municipal no puede resolver el problema de la congestión del tráfico, los residentes pueden verse obligados a caminar, circular o usar el transporte público con más frecuencia.
La evidencia empírica es clara: la Reserva Federal está llevando a cabo una política monetaria expansionista — y los beneficios económicos han sido decepcionantes en el mejor de los casos.
El trabajo se valora como una mercancía, no porque los empresarios sean crueles, sino porque están sujetos a la supremacía de los consumidores despiadados.