Mises Wire

El problema de la FOSTA

Mises Wire Brian Dellinger

La década de 1990 y el principio de la del 2000 vieron el auge de una nueva forma de mercado exclusivamente en línea. Empresas como Amazon, eBay y Craigslist se convirtieron en palabras cotidianas al proporcionar servicios familiares desde la comodidad de una pantalla de ordenador. En 2004, Backpage.com se unió al mercado de la publicidad en línea; en 2011, solo estaba por detrás de Craigslist en relacionar vendedores con compradores interesados.

Para entonces, Backpage había generado una polémica de la que habían escapado en buena parte sus iguales, sobre todo debido a su sección “adulta” orientada al sexo. Los críticos acusaron al sitio de permitir deliberadamente anuncios publicados por usuarios que violaban leyes estatales, incluyendo anuncios de prostitución de menores. A esto le siguió una oleada de demandas y acusaciones penales; hasta ahora, ninguna de estas acciones legales ha tenido éxito.

La defensa de Backpage se basa en buena parte en la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones [CDA, por sus siglas en inglés], que dice en parte: “Ningún proveedor ni usuario de un servicio informático interactivo será tratado como divulgador o portavoz de ninguna información proporcionada por otro proveedor de contenido informativo”. En otras palabras, una página web no se considera la autora de los anuncios que se limita a albergar; si esos anuncios son ilegales bajo el derecho estatal, las acusaciones recaen sobre los publicadores y no sobre el sitio.

La “Ley que Permite a los Estados y Víctimas Luchar contra el Tráfico de Sexo en Línea”, abreviada como FOSTA [por sus siglas en inglés] trata de eliminar esa defensa. La FOSTA modifica la Sección 230 para hacer a un sitio web responsable por actuar “con la intención de promover o facilitar la prostitución de otra persona”. En otras palabras, Backpage no tiene que ser ella misma la autora de anuncios ilegales: basta con que Backpage los “facilite” deliberadamente. Con esta redacción, la FOSTA ha sido aprobada en el Congreso con un abrumador apoyo bipartidista y ha recibido enormes alabanzas desde organizaciones como el Family Research Council, la Ethics & Religious Liberty Commission y el National Center for Missing and Exploited Children. Grandes empresas tecnológicas, incluyendo Oracle, IBM y Hewlett Packard, también han respaldado la propuesta.

Los objetivos de los defensores de la FOSTA son nobles y los de Backpage decididamente no lo son. Sin embargo, con todo el apoyo a la propuesta, esta ha generado una cantidad igualmente impresionante de opositores, incluyendo al gigante tecnológico Google, el grupo de defensa en línea Electronic Freedom Foundation y el Departamento de Justicia de EEUU. La oposición atraviesa los límites de los partidos tradicionales, con escritores tanto en Slate como en Reason argumentando en contra de la aprobación de la propuesta.

Para entender esta resistencia, hay que apreciar la función original de la Sección 230 de la CDA. Los defensores de la FOSTA se han referido negativamente a esta sección como un “vacío legal” para la acusación a los sitios web. No lo es. Las protecciones ofrecidas por la Sección 230 eran deliberadas y claves para dar forma a la Internet moderna. Los cambios de la FOSTA ponen en peligro una parte enorme del tráfico web ordinario y pueden empeorar el problema que pretenden resolver.

Mucha de la navegación web moderna pasa a través de un grupo relativamente pequeño de sitios de alojamiento. Algunos, como el proveedor de videos YouTube, alojan directamente los contenidos generados por los usuarios. Otros, como Reddit y algunas partes de Facebook o Twitter, actúan como agregadores de contenido, con usuarios publicando enlaces a otros sitios web. En cualquier caso, los alojadores se arriesgan a que los usuarios publiquen material que podría ser ilegal en algunas jurisdicciones. Aunque esas empresas puedan intentar filtrar los datos, monitorizar todas las publicaciones es estrictamente imposible. Los informes oficiales de Reddit sugieren una media de medio millón de publicaciones diarias; según algunas estimaciones, cada minuto se suben a YouTube 300 horas de nuevo contenido. Las empresas web confían en la Sección 230 para garantizar que no son responsables por republicar sencillamente algún contenido ilegal de otros.

La FOSTA amenaza esas protecciones. Bajo la nueva ley, un alojado que solo tenga éxito parcial a la hora de bloquear contenido sexual podría ser acusado de hacer la vista gorda con el resto. La propia Backpage, que afirma reportar 400 anuncios al mes y rechazar muchísimos más, es una evidencia de esa posibilidad. La carga de defenderse, aunque sea con éxito, ante repetidas acusaciones podría ser fatal para una empresa de alojamiento y seguía particularmente devastadora para nuevas tecnológicas.

Ninguna de las opciones restantes es atractiva. Algunos sitios podrían acabar con servicios lícitos para evitar acusaciones. (Algunos ya lo están haciendo: días después de la aprobación del Senado, Craigslist interrumpió su servicio de anuncios personales). Así que los opositores de la FOSTA argumentan que la ley tendría un efecto paralizador sobre la expresión, ya que los alojadores web aplicarían prohibiciones excesivamente amplias de contenidos para minimizar su riesgo.

Paradójicamente, otros alojadores podrían responder abandonando completamente los filtros. La FOSTA hace responsables a los sitios solo si demuestran intención de facilitar la prostitución o el tráfico. Si un alojador no hace ningún intento de monitorizar el contenido publicado, argumentan los opositores, no muestra ninguna intención ni a favor ni en contra de dicho contenido; por otro lado, un filtro plantea la pregunta de por qué se ha permitido que pase cualquier publicación concreta. En otras palabras, el resultado de la FOSTA podría ser un mundo en el que Backpage y sitios similares realicen todavía menos intentos de prevenir publicaciones ilegales.

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