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Cómo los medios «respetables» sirven a la élite política

[Nota del editor: Dos entrevistas de agosto de 1992 concedidas por Murray Rothbard a la publicación estudiantil sueca Svensk Linje (publicada ininterrumpidamente desde 1942) fueron descubiertas recientemente en los Archivos Rothbard y traducidas por Sven Thommesen por primera vez. En esta entrevista, Rothbard ofrece su opinión sobre las elecciones de 1992 y el papel de los medios «respetables» en la promoción de la campaña de Bill Clinton].

Las elecciones presidenciales: Clinton y los medios de comunicación

En enero de 1993, Bill Clinton será investido Presidente de los Estados Unidos. El 7 de agosto [de 1992], cuando aún no se sabía si éste sería el resultado de las elecciones, Anton Wahlman entrevistó al economista libertario Murray Rothbard. Rothbard es profesor distinguido de economía S.J. Hall en la Universidad de Nevada en Las Vegas, y ha escrito, entre otras cosas, libros sobre los temas de la teoría monetaria, la teoría del ciclo económico y la filosofía de la economía.

Anton Wahlman: Cualquiera que haya sido entrevistado por los medios de comunicación sabe que, en principio, siempre presentan la realidad desde un punto de vista particular. Las noticias de Estados Unidos suelen ser especialmente penosas en este sentido. Incluso el mayor periódico de Suecia, el Expressen, publica editoriales a favor del candidato presidencial del Partido Demócrata, Bill Clinton. Danos tu opinión, Murray Rothbard!

Murray Rothbard: Me complace especialmente tener la oportunidad de dirigirme a un público sueco. Durante el último medio siglo, los socialdemócratas [liberales] de Estados Unidos, aunque un poco avergonzados por los excesos del comunismo, han promovido el supuesto éxito de la «tercera vía» sueca. Por lo tanto, me complace enormemente que Suecia parezca estar en camino de salir de las tinieblas de la «tercera vía» e iniciar el camino hacia una sociedad libre.

Su pregunta se refiere a las perspectivas de una eventual victoria de Bill Clinton en noviembre. Creo que la lección más importante que tengo para mis lectores suecos es que no deben creer ningún reportaje ni ningún artículo de los medios americanos. Los medios americanos se dividen en «respetables» y «no respetables». Los medios respetables, que son los únicos que lee la élite política americana, y presumiblemente son todos los que se filtran a los lectores europeos, están completamente sesgados a favor de la socialdemocracia. Los medios no respetables, que son leídos por las masas pero no tienen ninguna influencia en los círculos de poder, no se preocupan por la ideología, sino que están interesados sobre todo en vender el mayor número posible de ejemplares, y en acumular el mayor número de espectadores y oyentes que puedan. Por eso, la verdad se abre paso de vez en cuando en los medios no respetables.

Los medios de comunicación «respetables» no sólo están a favor de Clinton porque son socialdemócratas, sino también porque les gusta su estilo: es decir, es joven (la gente de los medios de comunicación suele tener la edad de Clinton y Gore, y comparten la perspectiva de esa generación), y es un «reformista socialdemócrata» (léase: neoliberal), lo que equivale a decir que esconde su ideología socialista en una retórica tecnocrática de «libertad de valores», en lugar de las viejas consignas de lucha de clases de los años treinta.

La gran mentira de los medios de comunicación en la campaña electoral de 1992 es que Clinton, a diferencia de los anteriores candidatos presidenciales demócratas, ha pasado de la «izquierda» al «centro» del espectro político, y también que, a diferencia de los anteriores candidatos presidenciales, no está en deuda con los intereses especiales de la izquierda. El hecho es que intentaron la misma tontería en la campaña de Dukakis en 1988, y no consiguieron engañar a demasiada gente. La «moderación» y las opiniones «favorables a los negocios» de Clinton consisten en su promoción de las «inversiones». ¡Pero estas «inversiones» se han redefinido misteriosamente para consistir en el gasto del gobierno! La narrativa actual de los medios de comunicación afirma que la economía de EEUU está perdiendo productividad, y que lo que se necesita para mejorar la productividad es subir los impuestos (¡!) y aumentar el gasto gubernamental en «infraestructuras», es decir, más dinero desperdiciado en carreteras gubernamentales y más dinero para escuelas que sirven sobre todo como campos de adoctrinamiento.

Para resumir mi opinión sobre esta campaña presidencial: La administración Bush ha sido una cuasi-catástrofe, dando tumbos por el camino hacia un poder gubernamental cada vez mayor: mayor gasto público, mayores impuestos, más regulaciones. Una administración Clinton constituiría un completo desastre: Los tropiezos de Bush serían sustituidos por un deseo deliberado e intencionado de arrastrar a Estados Unidos a la vorágine socialista. Evidentemente, ésta no es una perspectiva optimista, al menos no a corto plazo. A largo plazo, en cambio, me complace enormemente que cada vez más americanos odien al Estado, se den cuenta de la maldad del sistema bipartidista y exijan un cambio radical en nuestro sistema político.

Si Ross Perot hubiera permanecido en la campaña, habría habido alguna esperanza de que pudiéramos ver un cambio de sistema que sacudiera el corrupto y monopolístico sistema bipartidista, que es adorado y glorificado por quienes se benefician de sus privilegios de monopolio. Cuando Perot se retiró de la campaña quedó claro que tendremos que esperar un tiempo más antes de ver cambios institucionales fundamentales en la política americana.

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