Obligar a una persona a tomar medicamentos o vacunas en beneficio de otra persona se opone directamente a las nociones básicas de propiedad y derechos humanos.
En un mercado sin trabas, no existe el consumo «excesivo» de importaciones. Pero gracias a la creación de bancos monopolistas como el Banco de Norteamérica, una expansión inflacionaria del crédito bancario condujo a una expansión artificial de las importaciones.
Lo que funciona en un entorno clínico puede tener resultados totalmente diferentes cuando se aplica como una cuestión de «salud pública». De hecho, las medidas de salud pública de talla única pueden conducir a menudo a resultados inesperados.
Colocar miles de tropas en las calles de la capital de la nación podría ser una bomba de relojería. Cuanto más tiempo esté desplegada la Guardia Nacional en Washington, mayor será el riesgo de que se produzca una catástrofe del calibre de Kent State.
Una obra poco conocida sobre el ciclo económico austriaco que rivaliza con el trabajo de los grandes es Dinero, crédito bancario y ciclos económicos, de Jesús Huerta de Soto, que esboza un proceso multiestatal de auge y caída.
Las primeras páginas de la nueva década parecen una combinación de 1984 de George Orwell y Delirios populares extraordinarios y la locura de las masas de Charles Mackay.
La clara naturaleza religiosa del progresismo que emerge es evidente. La izquierda ha descubierto que el racismo es la configuración por defecto del hombre, y una persona «es capaz de escapar de ese estado caído» sólo a través de su arrepentimiento izquierdista.
Las leyes contra la incitación —al igual que las leyes de difamación— son ataques directos a los derechos humanos básicos y a la libertad de expresión. Ambas ponen en peligro legal a personas no violentas por el mero «crimen» de expresar opiniones.