Power & Market

La prórroga de la suspensión de pagos de préstamos estudiantiles es innecesaria y un despilfarro

En la primavera de 2020, muchos políticos y economistas estaban de acuerdo: el público americano necesitaba ayuda para soportar la carga financiera del COVID-19. La tasa de desempleo se triplicó del cuarto trimestre de 2019 al segundo trimestre de 2020, situándose en un asombroso trece por ciento. En respuesta, hubo un apoyo bipartidista casi unánime a los esfuerzos para llevar alivio a los ciudadanos de EEUU. Entre una serie de otras acciones fiscales se encontraba el aplazamiento de la deuda federal por préstamos estudiantiles.

Cuando fue introducida por el presidente Donald Trump en marzo de 2020, la pausa en el pago de los préstamos estudiantiles para los prestatarios federales supuso un alivio que permitió a millones de americanos seguir albergando y alimentando a sus familias. Pero ahora, tras su sexta prórroga que se ha extendido durante veinticuatro meses, está haciendo más daño que cualquier presunto bien. El argumento para ampliar la indulgencia es débil y contradictorio.

El presidente Biden dijo antes de anunciar la prórroga que la economía estaba más fuerte que nunca y que podía soportar la vuelta a la «rutina normal». Al mismo tiempo, Biden citó una investigación de la Reserva Federal que decía que una vez que se reanudaran los pagos, la morosidad y el impago entre los prestatarios directos experimentaría un «aumento significativo». El restablecimiento de los pagos podría «amenazar la estabilidad financiera de los americanos», dijo el presidente.

Desde el acto sin precedentes de bajar los tipos de interés a cero en los préstamos federales directos para estudiantes y poner automáticamente esos préstamos en suspensión administrativa, casi treinta y siete millones de prestatarios no han tenido que hacer pagos de sus préstamos estudiantiles en los últimos veinticuatro meses. Según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, la pausa de los préstamos ha costado a nuestro gobierno 100.000 millones de dólares, y la prórroga añadirá al menos otros 15.000 millones a esa cantidad.

Hay un grupo que se está beneficiando de la decisión del presidente de prorrogar cuatro meses más la pausa de los préstamos a los estudiantes: las personas con altos ingresos y títulos de posgrado. Según el CRFB, los titulados de posgrado con elevadas deudas se han ahorrado decenas de miles de dólares en intereses gracias a una inflación superior a la prevista, que erosiona el valor de las deudas actuales. Un recién graduado de un máster ha recibido una media de 13.500 dólares en concepto de reducción de la deuda, aproximadamente tres veces más que el promedio de los recién graduados de una licenciatura. Y un nuevo abogado ha recibido unos 30.000 dólares de condonación de deuda durante la pausa. En efecto, la pausa de los préstamos estudiantiles, cuyo objetivo es aliviar a los prestatarios de bajos ingresos, ha creado en cambio una ganancia inesperada para la gente que generalmente puede permitirse hacer los pagos de sus préstamos, a expensas del contribuyente americano.

Es importante tener en cuenta las ramificaciones políticas de la prórroga de los préstamos estudiantiles para la administración ante las perspectivas electorales. Si el presidente Biden no hubiera ampliado la indulgencia, el reembolso habría comenzado en mayo, en plena temporada de elecciones de mitad de mandato. Numerosas encuestas muestran que la reducción de los préstamos estudiantiles es una propuesta popular entre los votantes. No cabe duda de que el presidente está presionado para tomar medidas significativas, ya que la condonación de los préstamos estudiantiles fue uno de los ejes de su campaña.

Las últimas cinco prórrogas de la indulgencia de los préstamos estudiantiles estaban relacionadas con una nueva variante del COVID-19 o con graves restricciones económicas. Pero esta vez es diferente: no hay nuevas variantes importantes que provoquen un pico de casos o el cierre de empresas. Robert Kelchen, profesor de la Universidad de Tennessee, dijo a Fortune: «La pandemia se encuentra ahora en un estado mucho mejor, por lo que la prórroga se debe a la preocupación por la situación económica de los prestatarios o a razones principalmente políticas durante un año electoral». Las tasas de desempleo para los adultos de veinticinco años o más que tienen una licenciatura o más están en el dos por ciento a partir de marzo de 2022, y casi dos tercios de los trabajadores de la nómina del sector privado de Estados Unidos vieron aumentos salariales de al menos el cinco por ciento desde el segundo trimestre de 2020 hasta el segundo trimestre de 2021. En sectores como el de la información, la gestión y las finanzas, esos aumentos alcanzaron los dos dígitos. Los datos indicarían que la gran mayoría de los prestatarios ya no están en una situación en la que el reinicio de los pagos crearía dificultades económicas.

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