La industrialización ha reducido enormemente la pobreza en todo el mundo durante los dos últimos siglos. Pero los ecologistas quieren invertir este progreso en nombre de la lucha contra el cambio climático.
A los socialdemócratas les encanta denunciar a los regímenes de bajos impuestos y de probidad como «neoliberales» y como lugares con más pobreza. Pero la realidad es que las partes de Europa que más abrazaron los mercados redujeron la pobreza y enriquecieron a sus ciudadanos.
¿Te has dado cuenta de que sólo los países nórdicos ricos son señalados como «socialistas»? Lugares como Grecia e Italia, que son más socialistas que los escandinavos, nunca parecen merecer una mención en este tema.
Las pruebas empíricas demuestran que ni los salarios mínimos ni la asistencia social reducen la pobreza. De hecho, los salarios mínimos tienden a aumentar el coste de la vida, mientras que las tasas de pobreza no se han reducido desde la introducción de la Gran Sociedad.
El crecimiento de la propiedad material no requiere de igualdad. De hecho, la igualdad no tiene nada que ver con la construcción de un sistema que beneficie a los trabajadores y a los pobres.