Durante casi tres décadas, la economía japonesa ha implosionado lentamente bajo los bajos tipos de interés y la pesada deuda pública. Puede que pronto llegue el momento de pagar al flautista.
La última vez que un gran banco central intentó a sabiendas poner fin a un régimen de política de tipos bajos ocurrió en Japón a finales de la década de 1980. Desde entonces, ningún banquero central ha querido repetir esta desgraciada experiencia.