¿Significan las bajas tasas de inflación que el poder adquisitivo de los ciudadanos japoneses y suizos ha aumentado en relación con otros países a lo largo del tiempo? La respuesta parece ser no.
En general, al menos el 50% del índice de precios al consumo en Japón parece estar controlado por el gobierno, lo que se refleja en el importante crecimiento del gasto público en subsidios.
Un número cada vez mayor de empresas frágiles y profundamente endeudadas se han vuelto más dependientes de los rescates gubernamentales, los préstamos, las subvenciones, las prestaciones laborales de corta duración y los préstamos de los bancos centrales.
La experiencia japonesa ofrece valiosas lecciones para EEUU y Europa. Una política monetaria flexible puede estabilizar una recesión a corto plazo, pero una persistente inundación de dinero barato paraliza las ganancias de productividad y el crecimiento.
En Japón, los enormes gastos de seguridad social han sido simplemente monetizados por el Banco de Japón a expensas del bienestar general y las perspectivas económicas de la juventud japonesa.